Luego de recibir numerosas licencias médicas por dolor de espalda, presentadas por las educadoras de jardines infantiles y salas cuna de la fundación Integra (para niños entre 6 meses y 1,5 años), y luego de un diagnóstico de la jornada laboral de las educadoras, la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) concluyó que dicho dolor era causado principalmente por las altas cargas musculoesquléticas en la zona lumbar cuando la educadora debe mover al niño dentro y fuera de su cuna durante el día, tarea repetida numerosas veces durante la jornada laboral. Por esto, se planteó la necesidad de rediseñar la cuna, teniendo como requerimientos que ésta sea de igual valor económico que las anteriores y que cumplan la normativa europea de mobiliario.

El proyecto fue tomado por el curso de IV año de diseño Industrial de la Universidad de Chile, donde se propusieron variadas soluciones conceptuales al problema, atendiendo por un lado las necesidades de la educadora y por otro del niño. Como metodología para resolver el problema, se hizo un estudio de campo, acompañando a las educadoras durante su jornada laboral por una semana, donde se recopiló la información necesaria dando cuenta de otros problemas asociados. Luego de una revisión bibliográfica de aspectos ergonómicos, se desarrolló una cuna en la cual el plano de trabajo donde descansa el niño se sube a una zona segura de manipulación de carga, evitando que la educadora se incline más de 20°. Además se implementaron caras laterales móviles en la cuna, de manera que la educadora pueda acceder de manera directa donde está el niño. La ACHS realizó un estudio biomecánico comparativo entre la cuna común utilizada en las salas cuna y la Cuna Integra comprobando que la Cuna Integra presenta una carga biomecánica menor que la cuna común. Además fue testeada en laboratorios de ensayo de muebles CATAS Chile, y obtuvo una patente por el sistema de desplazamiento de sus caras.